sábado, 27 de octubre de 2007

Las despedidas me pertenecían.

Te despedirás como nunca lo habías hecho porque las despedidas me pertenecían. Tomarás la maletas que no quieres llevar y dirás "llámame". Sonreirás con los ojos tristes y cerrarás el portón semiblanco. El auto encenderá y partirá con la imagen de mis hermanos diciendo adiós a través del cristal trasero. Adiós.
Me quedaré a tratar de terminar Fausto de Goethe, o al menos haré el intento, como lo he hecho miles de veces. Buscaré las presencias para ignorar las ausencias, sus ausencias, que me seguirán como fantasmas malditos arrastrando las cadenas y gritando insufribles aullidos. Y subiré el volumen de mi distracción, y comeré con tortillas la ausencia como si fuera sal, y reiré a carcajadas la peste de saberte lejos.

1 comentario:

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Eres todo humanidad, con una fácil descripción de tus sentimientos que llega a quien te lee....abrazos desde azpeitia